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dimanche 12 juin 2011

Túnez aplaza las elecciones a la Asamblea Constituyente

El primer Ministro Beji Caid Essebsi, ha anunciado que las primeras elecciones de la era democrática en Túnez se celebrarán en Octubre. Entre las razones por las cuales se ha cambiado de Julio a Octubre, el primer ministro, Beji Caid Essebsi, ha asegurado que lo más importante es garantizar una votación "libre y transparente".

Las elecciones políticas para la Asamblea constituyente en Túnez, las primeras de la era democrática, se celebrarán en octubre. Inicialmente previstas para el 24 de Julio, la mayoría de partidos políticos y asociaciones sociales han reclamado al Gobierno de transición mayores plazos para estructurarse y darse a conocer en la población. El primer Ministro Beji Caid Essebsi las ha fijado para el 23 de Octubre.
La Comisión electoral presidida por el militante político exiliado en Francia y vuelto al país, Kamel Jendubi, se había dado como fecha el 16 de octubre, en contra de la opinión del propio gobierno y de algunos partidos políticos. Entre las razones esgrimidas por la Comisión figuraba en primer lugar la necesidad de revisar el censo electoral. Las listas suministradas por el ministerio del Interior, hechas en la época de la dictadura, son como mínimo incompletas, si no falsas. Según el presidente de la Comisión de la reforma política creada por el gobierno de transición, Yahd Ben Achour, “es necesario inscribir tres millones de electores suplementarios” en las mismas. Además, cerca de medio millón de ciudadanos no poseen ni siquiera documento de identidad.
Los inmigrantes tunecinos en el extranjero, que son más de dos millones, también van a votar por primera vez en la historia del país. De los 218 escaños de la Asamblea constituyente, se les reservan 19. El primer Ministro ha pedido a la ciudadanía que cesen “las huelgas y manifestaciones de protesta” que se suceden en todo el país periódicamente. Beji Caid Essebsi estima que “es necesario un clima propicio para realizar las Elecciones”.
Los islamistas de Enahda, ya legalizados, estaban en contra de postergar los comicios. En un principio los seguidores del líder Rachid Ghanuchi querían mantener la fecha del 24 de Julio, pero al parecer han aceptado postergar la convocatoria hasta el otoño. De cualquier manera, la previsión de un 20% de apoyo del electorado no debería modificarse, lo que según algunas fuentes podría hacer de la formación islamista tunecina el primer político del país. La misma actitud adoptada por el Partido Democrático Progresista (PDP) que representa una oposición moderada y el ex partido comunista Ettajdid. El PDP no consiguió nunca tener representación en el “Parlamento” del dictador Zine Ben Ali, a pesar de ser un partido legal. Sin embargo, sí disponían de diputados el partido Ettajdid, la Unión democrática unionista, el Movimiento de demócratas socialistas y el partido de la Unidad Popular. Ben Ali los utilizó para mejorar la imagen de su régimen policial.
Los nuevos movimientos políticos, salidos de la clandestinidad o formados en el exilio y la emigración, pedían aplazar las elecciones. Si en la época del régimen presidencialista, primero de Habib Burguiba y después de Zine Ben Ali, existía de facto el sistema de partido único, en la actualidad hay más de 80 partidos políticos que quieren concurrir a las Elecciones.
Algunos de ellos, como el Congreso por las República, que dirige el conocido opositor a Ben Ali, médico de profesión Moncef Marzuki, trata de posicionarse en una perspectiva de poder. Marzuki se defiende de las acusaciones de extremista que le llueven regularmente. “Somos un partido de cultura arabo-musulmana, demócratas y extremadamente interesados en todas las cuestiones del desarrollo local y regional”. Marzuki no ha querido desvelar si definitivamente se presentará o no a las presidenciales. “El día que haya Elecciones presidenciales, discutiremos de ello”, señala.
El gobierno de Caid Essebsi se ha visto obligado a retrasar la Constityente. Según Essebsi es para “permitir un escrutinio libre y transparente” y poner al día el censo electoral. El Ejecutivo de Caid Essebsi es consciente de que la cita electoral va a atraer la atención mundial. Túnez se va a convertir en un laboratorio de prueba de la transición política más sorprendente de estos últimos años.
El país de la revolución del jazmín se juega no solo la credibilidad del proceso que ha conducido al derrocamiento de la dictadura, sino su capacidad para construir un nuevo Estado dotado de los medios democráticos necesarios para impedir la contrarrevolución y la corrupción. El primer Ministro se defiende de las críticas que le imputan debilidad frente a los tenores del antiguo régimen. “Son las comisiones que hemos creado las que tienen que hacer su trabajo”, replica. Recordando que la Comisión sobre asuntos de corrupción ha recibido 7700 expedientes de denuncia, de los que ya se han tramitado 2000. “El gobierno no interfiere y respeta la independencia de la Justicia”.
La crisis económica no da tregua a la joven democracia. El Banco Mundial estima el crecimiento de Túnez para este año en un 1,5% insuficiente, incluso para compensar la inflación y el crecimiento demográfico. El éxodo masivo de inmigrantes procedentes de Libia, muchos de ellos africanos subsaharianos, aumenta las dificultades de la vida diaria. Hasta el momento, Túnez ha recibido 471 mil refugiados que han atravesado la frontera con el vecino libio en guerra civil.
Ante esta perspectiva, los temores a un resurgimiento de la contrarrevolución se acentúan. El aparato del Estado y de la Administración prácticamente se mantiene el mismo. El primer Ministro pide tiempo, pero no dispone de mucho.

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