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vendredi 20 mai 2011

¿Fin de Gheddafi? Esposa e hijos rumbo a Túnez

Mientras se diluían rumores sobre otro atentado al coronel, éste despachó parte de la familia al país vecino vía Dyerba. Son la segunda cónyuge, Safiya Farkash, el primogénito Mohamed y Aisha. Pero Túnez es sólo una escala hacía otro destino final.

Fuentes de Bengasi confirmaron la partida y lo mismo hacían funcionarios tunecinos. Mohammed, hijo mayor de Muammar por su primera esposa, Fatiha, es el único cuya presencia en la isla de Dyeba ha sido verificada por los aliados. Al parece, siguen con el ra’ís Saif al.Islam, primogénito de Fatiha, antes moderado. Hoy, él y Jamís guían una despiadada represión.

Sa’adí, Mutasim y Hannibal continúan en Trípoli junto al padre. No obstante, el viaje a Túnez da la impresión de que el régimen se disgresa, pese a retener superioridad militar al oeste de Misurata (ésta ha sido ocupada por fuerzas de Cirenaica). El territorio en manos de los Ghedaffi abarca Tripolitania, vale decir la costa occidental, más una faja de desierto entre Murzuk y el Fezzán.

No en vano, del domingo al miércoles las dos mujeres puntales del clan han escapado a Dyerba. Parte del grupo viajó por aire y el resto por tierra, esto es atravesando Ras Dyedir. Se trata de un centro turístico cinco estrellas, virtualmente cerrado tras estallar la guerra civil. En cuanto a situación legal, Safiya y los hijos menores no tienen restricciones para moverse por el mundo. Pero pesan órdenes de captura (emitidas por el tribunal de La Haya) sobre Aisha, Mohammed,Sa’if, Hannibal, Jamís y Mutasim.

Ahora bien ¿y Muammar Gheddafi, dónde está? Se lo presume oculto en túneles y recintos subterráneos. Ahí se mantienen también rehenes. Son familiares de sus propios colaboradores, para evitar que éstos deserten. La red sale de Bab al-Azziziya y el hotel Rixor, para luego conectar el palacio de gobierno, plaza Verde, el parlamento, la sede de la cadena oficial de radiotelevisión y el edificio de los servicios secretos.

Desde esos refugios, afirman ex ministros otrora muy allegados al caudillo, éste “prepara una salida de escena aceptable”. Un primer intento, vinculado a los jeques tribales reunidos hace una quincena en el Rixor, no obtuvo consenso. Uno de ellos llegó empero a sugerir “un retiro decoroso lejos de Libia”. Modesta transacción para quien, hace aún seis días, proclamaba su volutad de pelear hasta la muerte y arrasar el Mediterráneo.

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